La espiritualidad
no es fingir no sentir las emociones de rabia, impaciencia, tristeza,
frustración, represión, impotencia o cualquier tipo de miedo. Nooooo, no es
fingirlas, es darnos el permiso de sentirlas
y abrazarlas, mirarlas de frente para hablar con ellas y preguntarles para qué las siento, qué están enseñadome que no he comprendido, para que están
acá. Las emociones hacen parte de nuestra condición humana, de nuestra
espiritualidad, porque la espiritualidad no es meditar las 24 horas ni negarse
a sentir. La espiritualidad es reconocer que tenemos un espíritu con
experiencia humana y las emociones hacen parte de esa experiencia.
Al identificar las emociones y reconocerlas que son para sanar algo
que no se ha integrado, un evento de la infancia sin superar, una experiencia del pasado sin procesar o quizás aún no hemos podido perdonarnos; significa que ya estamos empezando a crear consciencia de lo que verdaderamente somos.
Cuando una emoción
se repite a diario debemos saber que estará siempre ahí rumiando y rumiando si
no se escucha. Al no escucharla se trasladará al cuerpo físico y se
somatizará en enfermedad física. Si la escuchamos nos damos la oportunidad
de transformarla para disfrutar más de nosotros mismos y de cada experiencia. Las emociones son nuestro primer síntoma de que algo no está funcionando
bien internamente.
Al asumir la fuerza interior, ninguna fuerza externa permea la esencia que hay dentro, porque estamos en armonía con todo lo que existe sin juzgarlo ni querer cambiarlo
como quisiéramos que fuera. Cuando aprendemos a transformar cada emoción
generada por una experiencia, aprenderemos a vivir en alegría, paciencia,
armonía, tranquilidad, tolerancia, agradecimiento, coherencia y fluidez con lo
que existe.
Todo en la vida es
un entrenamiento, es un estudio. Estudiamos un colegio, una universidad, un
procedimiento laboral pero se nos ha olvidado estudiarnos a nosotros mismos.
Este es el estudio que dura toda la vida, es simplemente crear conciencia de
que cada día voy a ser mejor para ser competitivo con nosotros mismos. Es decirnos a nosotros
mismos: El año
pasado era tan impaciente con los trancones y este año aprendí a estar
tranquilo mientras estoy ahí, mientras tanto
hablo por teléfono, escucho música o simplemente estoy e silencio escuchando mi
voz interior.
Que cada año que
pase no sea solamente para desear tener un ascenso a nivel laboral, cosas
materiales, o conseguir pareja, sino también para desear una transformación
interior, ser mejor que ayer y determinar qué voy hacer diariamente para
conseguirlo.
Que este nuevo año
que comienza, sea más consiente del SER que eres y pide la transformación que
quieres en ti para conectarte cada día con
tu esencia.
Feliz año 2016 les desea Biohana, tienda.
Teléfonos: 3113341385-3027920
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